21/4/2023

Verificación a la venta: ¿Qué podemos esperar de Twitter Blue?

Después de meses de anuncios, promesas y amenazas, las placas de verificación –los famosos chulos, palomas o check marks azules– finalmente cobraron un nuevo sentido en Twitter. Desde ahora, la insignia, que se ha tenido como un símbolo de estatus en esta como en otras redes sociales, no será un distintivo que reconozca a organizaciones, medios de comunicación, celebridades o políticos, sino un privilegio exclusivo de quienes sean suscriptores de Twitter Blue, la versión paga de la plataforma. La medida introduce una nueva era en el sentido de la verificación en las redes sociales y podría cambiar por completo la forma en que se interactúa en ellas. 

La verificación por modelo de suscripción fue una de las primeras propuestas de Elon Musk al comprar Twitter. Al comienzo, Musk criticó la estructura vigente en términos de lucha de clases: según dijo, se trataba de un sistema de “terratenientes y siervos”. En muy poco tiempo, Musk puso en marcha el proyecto de Twitter Blue, pero muy pronto el experimento terminó en una epidemia de suplantación y tuvo que ser suspendido pocos días después de su lanzamiento.

Hasta ahora, cuentas verificadas bajo las normas antiguas y las del programa de Twitter Blue habían convivido en la plataforma. Sin embargo, el 20 de abril la compañía eliminó todas las placas de verificación que no contaran con una suscripción. Como alternativa, Twitter ha implementado unas insignias grises que aplican para cuentas de gobiernos. Esta medida, no obstante no aplica para muchas cuentas importantes: si bien el presidente de un país puede tenerla, no es apta para antiguos mandatarios, congresistas o alcaldes de grandes ciudades.

Un par de días después de esta medida, Twitter restableció la placa de algunos medios de comunicación y figuras públicas. Aparentemente, las cuentas que volvieron a lucir la insignia son aquellas con más de un millón de seguidores. Según un mensaje aclaratorio, que puede consultarse al hacer clic sobre la marca azul, estas cuentas están suscritas a Twitter Blue, aunque muchas han manifestado no haberlo hecho. Esta acción es problemática pues podría ser  considerada como publicidad engañosa por parte de las autoridades de protección del consumidor, haciendo que los usuarios de la plataforma piensen que ciertas figuras públicas han pagado por un servicio, cuando en realidad no es así.

Esta garantía no favorece únicamente a los usuarios, sino que corresponde a la esencia del negocio de las redes sociales: si las personas pueden comprobar la veracidad de sus interlocutores, la plataforma podrá edificarse como un foro de discusión y de comunicación confiable. Por el contrario, si los usuarios no pueden comprobar que interactúan con cuentas auténticas, esta confianza se verá erosionada y perderá credibilidad. De esta pérdida de confianza rápidamente se puede derivar otra: la de anunciantes.

Hasta ahora, cuentas verificadas bajo las normas antiguas y las del programa de Twitter Blue habían convivido en la plataforma. Sin embargo, el 20 de abril la compañía eliminó todas las placas de verificación que no contaran con una suscripción. Como alternativa, Twitter ha implementado unas insignias grises que aplican para cuentas de gobiernos. Sin embargo, esta medida no cubre a muchas cuentas importantes. Si bien el presidente de un país puede tenerla, no es apta para antiguos mandatarios, congresistas o alcaldes de grandes ciudades. 

Twitter es tanto un espacio en el que participan periodistas que tuitean primicias antes de que aparezcan en los medios, como el hogar de cuentas de parodia. La placa de verificación permitía distinguir esos dos tipos de voces. La implementación absoluta de Twitter Blue puede poner a trolls y a agencias de gobierno locales en un mismo nivel de visibilidad y confianza, alcanzable por ocho dólares mensuales. 

El programa es a su vez un experimento para obtener nuevas fuentes de ingresos que ayuden a paliar los problemas económicos que la compañía acarrea desde antes de la compra por parte de Musk. Sin embargo, su desempeño está lejos de resolver la crisis, pues en tres meses solo ha logrado reunir 11 millones de dólares, una fracción mínima de los más de 5.000 millones de dólares que ganó en 2021.

No obstante, es posible que este experimento termine por tentar a otras compañías y migrar a otros espacios digitales. Hace poco, por ejemplo, un cambio en el código de Instagram dio lugar a especulaciones sobre un sistema de pago semejante para la verificación en esta red social de Meta. 

De momento, ya se han reportado episodios de suplantación en Twitter en los que una cuenta que se hace pasar por Hillary Clinton anunciaba una supuesta candidatura presidencial para el próximo año, o en los que un supuesto papa Francisco aseguraba que existen al menos tres géneros. 

Estos episodios son, probablemente, los primeros síntomas de un problema que corre el riesgo de agudizarse. Los efectos que esta disrupción en el sistema de seguridad y confianza puedan provocar en el mercado de anunciantes, la actividad en línea y la desinformación están todavía por verse, pero desde ahora se plantean nuevos retos para la defensa de la democracia en línea.


Nota: Este blog fue actualizado el 24 de abril para agregar información sobre el restablecimiento de las placas de verificación de varias cuentas, a pesar de no estar suscritas a Twitter Blue.